De forma idílica a
veces son vividas las esperanzas del renacer de una ilusión llana como lo es el
amor, divino anhelo que para algunos suele costarle la vida a lo largo de su
historia mortal, donde cada dolorosa partida es una muerte agonizante cuyo
tiempo parece prolongarse con tanta insistencia que dejas huellas incapaces de
sanar, más que una rodilla rota o aguijoneada por insistentes caídas que parecen
anunciar un final.
Mi tiempo de florecer
ya acabo no podre vivir a la siguiente
primavera, los alardee del ego
olvidan los tiempos que hay que rescatar del otro ser amante para permitirle
creer en aquella rosa sin espinas y ahora lastimosamente solo cierro los ojos
recordando tu regazo, suspiro de añoranza
y resuelvo olvidar, la serpiente
finalmente ya se alimento y encuno aun más la herida,
mutilando lo que alma ansía salvar el
tortuoso, trastornado y desfigurado corazón que destila solo utopías hambrientas.
Alma de Escorpiona.B.C.